El buda

Cuando tienes que montar un SPA y no se te ocurre nada, pones un buda y ya tienes el concepto. El símbolo de buda, por una razón que se me escapa por completo, parece ser lo que le pasa por la cabeza a todo aquel que no es capaz de desarrollar una idea de SPA coherente, con sentido y autenticidad. Mientras puedo aprehender el mindfulness, la ecuanimidad y la meditación que evoca la imagen de buda, aborrezco el carácter sucedáneo que adquiere cualquier buda colocado sin mayor reflexión en un SPA cuyo concepto, entorno y ubicación, son todo menos apropiado para ese referente mundial de la jhana, de la meditación. Salvo, claro está, si este SPA se encuentra en Nepal o en la India.

Un SPA, como cualquier otro lugar de un hotel, puede, y diría debe, ser reflejo de su entorno natural y de su herencia cultural, incorporando elementos decorativos autóctonos y productos y tradiciones locales, para destacar y convertirse en catalizador de justamente este entorno. De esta forma, consigue ser mínimamente interesante y, de paso, circular y más sostenible.

Colocando un buda en nuestro SPA, y de hecho en cualquier otro lugar de nuestro hotel, rompemos la relación con nuestro entorno mientras dejamos claro que no nos hemos roto el coco para desarrollar un concepto inmersivo y diferenciador. Esta falta de sostenibilidad conceptual es ubicua y poco halagüeña. Hagamos nuestros los SPA, al igual que las demás áreas y servicios de nuestros hoteles, para que sean únicos y un destino en sí mismos, un reflejo de lo autóctono. Los SPA deberían aportar su granito de arena al relato que nuestros hoteles tienen que exudar a través de cada uno de sus poros.

Recuerdo cuando, allá por el 2002, estaba involucrado en un proyecto hotelero en el norte de la isla de Mallorca y, entre otros temas, desarrollamos su pequeño pero magnífico SPA. Tratamos de crear el primer SPA auténticamente mallorquín, cuando nadie estaba apostando por el producto local. Desarrollamos productos basados en aromáticas de la Tramuntana, miel y otros productos locales. Fuimos capaces de otorgarle al SPA un aroma y un ambiente mallorquín, aunque dentro de un marco contemporáneo y respetuoso con su entorno histórico. En lugar de apostar por marcas de reconocido prestigio traídos de cualquier lugar, con aromas tropicales y costes elevados, apostamos por desarrollar una línea propia de productos, invirtiendo en artesanos locales, productos de km 0 y todo lo que hoy día se intenta convertir en mainstream.

Dejemos los budas donde tienen sentido y centrémonos en aprovechar nuestro entorno natural y nuestra herencia cultural para desarrollar conceptos de bienestar y de bien-hacer, para crear ese relato que hará que el nuestro sea un hotel diferenciador.

The Boutique Hotel Specialist

Open chat
1
Need help?
Hello.
How may we assist you?